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PSICOLOGIA SOCIAL Y CONTRADICCIONES

Un principio de ensayo desde la PSICOLOGÍA SOCIAL sobre la CONTRADICCIÓNES EN TRES DE LAS RELACIONES DE LOS TRABAJADORES ASOCIADOS EN COOPERATIVAS DE TRABAJO Y DE OTROS TRABAJADORES ASOCIADOS – PROPIEDAD – PRODUCCIÓN Y DISTRIBUCIÓN. Necesidad de la Construcción de un sujeto social “nuevo” RELACIONES DE PROPIEDAD: En principio debemos referenciar sobre la IDENTIDAD de los TRABAJADORES: El trabajador asociado en una cooperativa de trabajo. Figura jurídica que solo factura a terceros, determina un CRITERIO de AUTONOMÍA en las relaciones de producción y de la distribución de los resultados económicos (excedentes o pérdidas). Limita su responsabilidad al capital social de la Cooperativa. El trabajador asociado, o trabajos asociados, responden personalmente, actúa como sociedad de hecho, eventual, temporal o permanente. A los trabajadores asociados, la relación de propiedad y producción les demanda tres ámbitos concretos de habilidades: CAPACITACIÓN para la prestación o producción, adquirir experiencia en la dirección grupal y de la Empresa, relacionarse con el mercado proveedor y cliente comprador. Con solo desarrollar estas relaciones básicas enunciadas, y ver las cualidades que el trabajador asociado contiene, resulta un sujeto protagonista en ascenso social. Queremos centrar en estos apuntes sobre la CONTRADICCIÓN a superar por el sujeto trabajador en “relación de dependencia” que se forma culturalmente en las Empresas privadas, dado la citada relación de dependencia, y que en algún momento ingresan al CAMPO DE LA PRODUCCIÓN SOCIAL, o ASOCIADOS con otro u otros, les exige una “reconstrucción de un sujeto nuevo” RELACIONES DE PRODUCCIÓN Y DISTRIBUCIÓN El trabajador en las Empresas asociativas subraya que los resultados de la producción se retorna a los asociados, es decir se socializa el resultado, positivo o negativo. Al igual que los que realizan trabajos o productos asociados, sin ser socios entre si. El trabajador en relación de dependencia en Empresas lucrativas, sabe que sus ingresos por su producción, se reducen a satisfacer su realización personal y cubrir sus necesidades económicas. El resultado lucrativo y de acumulación, denominado plus valía, retorna al propietario de la Empresa. En el trabajo asociado los resultados económicos, sociales y personales se satisfacen mediante el retorno a los mismos, aún cuando los económicos no sean satisfactorios, se fortalecen en la templanza ante la adversidad. LAS DIFERENCIAS RELACIONALES: Las diferencias entre los dos ámbitos tratados, reclaman una identificación concreta y específica para con el objetivo buscado en cada uno. Para el caso del trabajo asociado o cooperativo, le demanda al trabajador una integración VINCULAR afectiva e identificada con los propósitos de la Empresa Cooperativa o asociada en las que el trabajador generalmente pone el acento sobre sus condiciones de ingresos y percibe que para DESARROLLARSE como trabajador asociado necesita resolver complejidades que le demandan un nivel de conciencia y de identificación con su “rol”, para resultar un trabajador con dignidad social. EL SISTEMA CAPITALISTA – Y LAS COOPERATIVAS Se concluye en la identificación CONSTITUCIONAL del DERECHO DE PROPIEDAD de los bienes de producción, que las Cooperativas son un SUB-SISTEMA surgido dentro del SISTEMA CAPITALISTA de la PROPIEDAD PRIVADA y se construye en las relaciones de producción en RELACIÓN DE DEPENDENCIA, por ello consideramos que el trabajo ASOCIADO puede ser un camino a evolucionar de lo PRIVADO, a lo ASOCIADO, en transito a la PROPIEDAD CONJUNTA COOPERATIVA. La propiedad “privada” ante la Ley y la Constitución nacional, es aplicada a las cooperativas, no obstante a nivel internacional como definición mundial Las cooperativas se las ubica de “PROPIEDAD CONJUNTA”, sería entonces un paso a lo que podríamos legislar como propiedad social, es decir un tercer derecho de propiedad, sumado al de propiedad pública y propiedad privada. Al estilo esto último a lo indicado en la constitución Nacional (AFRT.75) de lo no enajenable de las tierras de los pueblos originarios. En consecuencia al trabajador en una cooperativa podríamos llamarlo agente de la gestión, en reemplazo de la caduca designación en el área privada de RELACIÓN DE DEPENDENCIA, cuando solo existe un contrato laboral, resulta que esta acepción refuerza ideológicamente las condiciones de la relación que deviene de siglos pasados y que es adoptada por el propio “dependiente”. Una vez instalada la DIFERENTE relación como agente de la gestión Cooperativa, se hace necesario que dicho agente reúna la identificación con el proyecto, una FORMACIÓN de conductas básicas de COOPERACIÓN, solidaridad y CONCIENCIA SOCIAL. Es menester entonces que las cooperativas de todo tipo, y principalmente de trabajo planifiquen seriamente, en forma continúa, mediante un presupuesto anual, las actividades de CAPACITAR para la Empresa, EDUCAR para la comunidad y FORMAR para la COOPERACIÓN, de ello resultará inexorablemente que las cooperativas estarán habitadas por personas de conciencia social que superan la contradicción del mercado económico con baja conciencia social. Eduardo Orosman Cúparo – operador en psicología social registro. 5314534- Psicólogo social Escuela Dr. Enrique Pichón Riviere – 1ª Escuela Marplatense de P. social Experto cooperativo Diploma 92/A 23027/06 – ex becario de la O.I.T, NN.UU.  

LAS COOPERATIVAS, UN CAMPO PARA LA CULTURA DE LA COOPERACIÓN



Eduardo Orosman CÚPARO Operador en Psicología social  Reg. 5 Fº 59 L1,
Experto cooperativo DIPLOMA O.I.T. (NN.UU) 92/A 23027/06

Desde un enfoque antropológico, el desarrollo y evolución de los homínidos, convertidos a los largo de siglos en Seres Humanos, compartían las necesidades y las resolvían en GRUPOS, más adelante convivían en tribus que se establecieron como sedentarias y se organizaron en Pueblos primitivos.

El desarrollo del Ser humano se construyó mediante la relación vincular, la cooperación y el trabajo grupal. Los diferentes roles en los trabajos facilitaban la creatividad, lo que aceleró la evolución de la especie y la vida en comunidad.
A lo largo de la historia en el mundo, el desarrollo de los Pueblos se asentó en estos principios básicos y necesarios para la existencia y la transformación social.

En las comunidades más próximas en el tiempo, se continuó trabajando en cooperación y solidaridad, tanto en la siembra, los fracasos, el hundimiento de las barcas pescadoras, las migraciones y las emigraciones, entre otros ejemplos en nuestra América Maya, Incaica o de nuestros Diaguitas, Quilmeños, Querandíes y otros.

En el siglo 19 se formaron las Mutuales y seguidamente en 1844 se constituyó la primera Cooperativa, en la localidad de Rochdale, Inglaterra, con motivo del desarrollo capitalista, que superaba las condiciones de vida de los sistemas monárquicos, produjo un paulatino abandono de las tareas rurales y pasar amplias poblaciones a la vida urbana con trabajo asalariado.

Un grupo de 27 trabajadores, principalmente de la actividad textil constituyeron una Cooperativa de Consumo, para obtener en sus compras de consumo, peso exacto, calidad y precio.
Esta Cooperativa abrió un paso muy importante de participación, responsabilidad, cooperación, honestidad en las conductas sociales, propuso un espacio social que aspiraba a transformar la Sociedad, y un hecho económico de alternativa.

Los fundadores se afirmaron en aquellos principios y valores básicos de la existencia y la resolución de problemas en forma GRUPAL organizada. Acordaron tres principios iniciales y a lo largo de la experiencia fueron incorporando dos nuevos principios, que no son más que reglas de participación creadas desde la ética y la experiencia, fueron ideales y guías para la acción comprobadas a lo largo de un siglo, y a mitad del siglo 20, en 1966, se incorporó el sexto principio y finalmente en 1995 el séptimo principio aprobados mundialmente.

Los Valores y Principios Cooperativos son aportados por las Cooperativas de todo el mundo, asociadas en la Alianza Cooperativa Internacional “A:C:I:”, con casi mil millones de asociados. Es la única Organización que agrupa mundialmente a las Cooperativas.
El recorrido y estudio de los principios que detallamos seguidamente, marca un proceso económico, histórico y social que resumen alta experiencia en la CULTURA DE LA COOPERACIÓN.
La permanente actualización de los Valores y Principios de la Cooperación, nos habla de su dinámica de acción y nos demuestra su eficacia a lo largo de más de 160 años y
Una fuerza social y económica que se actualiza, aportando nuevos elementos para la interpretación de cada momento histórico actual.

DEFINICIÓN DE COOPERATIVA
La Alianza Cooperativa Internacional adoptó como definición de Cooperativa: “Una Cooperativa es una asociación autónoma de personas que se han unido voluntariamente para hacer frente a sus necesidades y aspiraciones económicas, sociales y culturales comunes, por medio de una empresa de PROPIEDAD CONJUNTA y democráticamente controlada”.

VALORES
Las Cooperativas se basan en los Valores de autoayuda, autorresponsabilidad, democracia, igualdad y solidaridad
Los integrantes: En la tradición de los Fundadores los socios de las Cooperativas sostienen Valores éticos de honestidad, apertura, responsabilidad y preocupación por los demás.

PRINCIPIOS
Los Principios cooperativos son pautas generales por medio de las cuales las Cooperativas ponen en práctica sus VALORES.

1º ASOCIACIÓN VOLUNTARIA Y ABIERTA

2º CONTROL DEMOCRÁTICO POR LOS SOCIOS

3º PARTICIPACIÓN ECONÓMICA DE LOS SOCIOS

4º AUTONOMÍA E INDEPENDENCIA

5º EDUCACIÓN, CAPACITACIÓN E INFORMACIÓN

6º COOPERACIÓN ENTRE COOPERAITVAS

7º PREOCUPACIÓN POR LA COMUNIDAD

Para entender los Valores cooperativos y aplicarlos cotidianamente en la gestión y en nuestras actitudes, necesitamos entender al Ser humano, por que de él emanan, el Ser humano es el continente, los valores su sustancia y la Cooperativa un medio para lograrlos.

Proponemos que hoy sería posible y oportuno la creación de Cooperativas de Consumo, las que podrían ayudar a las familias de los consumidores a adquirir insumos, alimentos, vestidos  y otros, en forma conjunta, al igual que aquellos Pioneros de Rochdale, simultáneamente ayudar a crear una cultura de la Cooperación.
Próximamente publicaremos cómo, con quién  para qué de una Cooperativa de Consumo, ampliando información práctica.


eduardocuparo@yahoo.com.ar-

LA FORMACIÓN: EDUCACIÓN Y CAPACITACIÓN

Capacitar para el trabajo, educar para la comunidad y formar para la cooperación. 

  La educación y la capacitación, sintetizadas en lo que llamamos formación, demandan en la actualidad una principal atención, dada la veloz incorporación de una variada tecnología en la información, en la producción y en la prestación de servicios, tanto en los ámbitos de los Consejos de Administración y asesores externos de todo tipo, como de todas aquellas personas que intervienen como agentes de la gestión educativa. Este tiempo nos indica que la formación es una necesidad vital a satisfacer. 

 Si bien podemos recurrir a incorporar personas en los ámbitos señalados que se hayan formado o se estén formando, lo hacen con criterio de empresa privada, con objetivos esencialmente lucrativos, ineludiblemente debemos cubrir el “bache formativo” en las empresas cooperativas. 

 Simultáneamente las cooperativas, organizadas de múltiples formas, podemos hacer nuestros propios centros de capacitación. Otro recurso para la formación sería diseñar nuestros propios programas académicos y contratar paquetes de capacitación para emplearlos con docentes con perfil de formación asociativa o con cooperativas de servicios educativos. 

Podemos recurrir a los dirigentes (socios electos) y funcionarios de las cooperativas para materias aplicadas, también promover la formación cooperativa de infinidad y variedad docentes. Es mas efectivo, en la materia de formación, hacer cooperativistas a los profesionales docentes que hacer docentes a los cooperativistas, pero también podemos promover la conjunción de estas experiencias y conocimientos. Reflexionemos sobre esta propuesta… ¿Puede cambiar el futuro a favor de la gestión asociativa?. 

Pero no dejemos a los Consejeros y a los Agentes en sus distintos niveles (que en ambos casos los hay, desde universitarios hasta instrucción básica) fuera del proceso de capacitación y educación sostenida. Corremos el riesgo de quedar paralizados frente a la incorporación de la tecnología, poco a poco podemos reducirnos a gente sin criterio, al menos sin criterio actualizado, para quedar como personas que aprietan botones y en consecuencia vamos a perder la gestión, el perfil personal de los procesos. 

SOBRE EL COSTO DE LA FORMACIÓN (EDUCACIÓN Y CAPACITACIÓN) 

Para que esta demanda sea atendida, más allá de cumplir con un compromiso, podemos establecer pautas y prácticas. Por ejemplo: cuando estructuramos una tarifa o un costo de producción o del servicio, incluimos generalmente todos y cada uno de los agentes que intervienen en ese estudio de costos, insumos, comunicaciones, publicidad, limpieza, embalajes, reparaciones, desgaste y reposición, herramientas, elementos y máquinas. Y es ahí precisamente en ese momento, donde debemos costear la capacitación y la educación para que el hombre ejecutor y destinatario del objetivo final en cuestión, acompañe, dirija y enriquezca el propio proceso de ese par dialéctico de necesidad-satisfacción. 

Hay que ponerlo ya. Es parte del costo; ahora no podemos hablar de una inversión, como antes, la velocidad de la obsolescencia del conocimiento y su aplicación hace que la formación sea parte cotidiana del proceso productivo señalado y en consecuencia forma parte del costo. Sería muy rico practicar esta experiencia y poder ubicar en el conjunto de factores cuánto es el porcentual aplicable a este rubro. 

Sería interesante también, tomar ese porcentaje, elaborar un presupuesto económico y un programa de acciones, definiendo los universos de los destinatarios incluyendo los socios y la comunidad, con cargo a rendir cuenta en la Asamblea General. Es conveniente hacer un programa secuencial, oportuno y anual aplicando un porcentaje no arbitrario que responda al programa diseñado. 

La Ley 20.337 establece que los excedentes económicos se deben aplicar obligatoriamente (en un 5 %) para la formación (educación y capacitación). Es probable que esta sabia obligación haya sido incluida atendiendo y garantizando uno de los primeros principios cooperativos: “Estímulo a la educación”, que obviamente solo asegura un mínimo. La mayoría de las cooperativas aplican dicho resultado a esa actividad, a veces un tanto diluida o empalidecida.

Para el supuesto de resultados con pérdida o sin excedentes, o muy bajos, resultaría que no habría aplicación de Principio y tampoco se respondería a la necesaria actualización de conocimientos que comentábamos. Atar la satisfacción de una necesidad, vital y prioritaria, a los resultados finales exitosos en lo económico implicaría una desvalorización conceptual e ideológica de un principio esencial en los objetivos finales de las empresas cooperativas. 

Este aspecto es necesario que se incorpore a los estatutos y a los reglamentos internos como parte de la actividad de cada cooperativa, designando también estatutariamente y elegido por la Asamblea, a un Secretario de Educación o mejor dicho una Secretaría de Formación. He aquí por añadidura la posibilidad de incorporar algunas de las vocalías, procurando elegir para esta responsabilidad el perfil apropiado. Atento a que en esta propuesta no puede haber frustración, el error en la formación produce mucho dolor y requiere gran tiempo de reparación. 

Los aspectos que estamos comentando son enfoques acentuados en la gestión de las cooperativas de base, pero también son válidos para las Federaciones que en este aspecto pueden y deben ocuparse, como efectivamente lo vienen haciendo, pero sistemáticamente. Esta prestación a sus asociadas (las cooperativas) tendría otros perfiles y ámbitos, pero finalmente integran los mismos criterios. Por ejemplo, acordar con los niveles universitarios carreras específicas, postgrados y otras actividades como proyectos e investigación. Convenir y apoyar las Federaciones y los Ministerios, con fondos provenientes de su propia gestión, o de financiamiento con otros países que ofrecen y aportan concretamente diferentes líneas de créditos y subsidios.

Sintetizando, las cooperativas de base deben ocuparse de la formación interna y externa, y de la comunidad local. Las Federaciones, hacia arriba, por región y provincia y hacia abajo a sus cooperativas asociadas, horizontalmente e integradas con el Estado y otras entidades afines. 

En el proceso actual de reforma de la prestación de servicios educativos por parte del Estado y del crecimiento de la privatización (lucrativa) de este servicio, el sistema cooperativo como tal y las cooperativas existentes en particular, tenemos que escuchar y atender este llamado muy especial de la sociedad. Es una demanda que las cooperativas capacitemos a sus integrantes y pensemos como un objetivo de dicha oportunidad histórica, insertarnos e instalarnos en la presentación de servicios educativos como parte de los servicios sociales a satisfacer que la inmensa población tiene, y que cada vez la encuentra más deteriorada, más costosa en sí misma y por complejidad que adquiere y la actualización que requiere a educadores y educandos. 

El sistema educativo puede ser aliviado en parte por la gestión de las cooperativas o por el sistema cooperativo existente o a crearse, tanto de cooperativas de servicios educativos de padres como de cooperativas de docentes o ambas interrelacionadas y las cooperativas de estudiantes y escolares. 

La atención de la necesidad de la Nación de satisfacer la formación de sus ciudadanos, que ha ampliado el universo de los “capacitandos” a todas las generaciones en una formación permanente que deviene de los cambios estructurales, tecnológicos y científicos que afectan a las pautas culturales, también en cambio, podría esquematizarse en tres propuestas: 

a) Enseñanza pública de propiedad estatal. 
b) Enseñanza pública de propiedad privada cooperativa. 
c) Enseñanza pública de propiedad privada lucrativa. 

Es indudable que por ahora hay un camino a recorrer y hemos partido con retraso. Pero si encaminamos la propuesta, es seguro que el perfil de salida de los educadores y educandos del sistema a) y b) será muy diferente al concepto actual de formación. 

LA COMUNICACIÓN Y LA COOPERACIÓN COMO VECTORES DE APRENDIZAJE 

JUSTIFICACIÓN: Toda vez que una sociedad se organiza en actividades tendientes a la comprensión del contexto en que le toca actuar, y se dispone a reflexionar acerca del hombre y su comportamiento en las múltiples y diferentes formas organizadas, es porque le interesa y necesita comprender al sujeto en sus condiciones concretas de existencia. Para ello privilegia la comprensión de vínculos y la comunicación humana en ámbitos como la familia, el grupo laboral o amistoso, se indaga acerca de los fenómenos y problemáticas institucionales como las del trabajo o las del “tiempo libre”, toda vez que el ser humano vive en organizaciones. 

El ser humano desde el reconocerse en soledad, reconoce la necesidad de estar en grupo, y todo elemento que el hombre organiza está basado en necesidades, y dentro de estas necesidades la de poder compartir con otros un aprendizaje común. Mediante el conocimiento podemos reconocer la realidad y actuar para transformarla, lo que significa cambio, modificación de pautas de conductas, de conceptualizaciones y allí toma preponderancia la comunicación humana, condición junto con un tiempo y un espacio compartido del encuentro con el otro toda vez que es imposible no comunicarse. 

La cooperación implica lograr con otros los aportes conceptuales, el reparto de tareas y también la explicitación de lo vivencial, de lo sentido. Implica el despliegue de las capacidades y su puesta en juego. La cooperativa es la organización concreta, es el continente de estos contenidos, es un tiempo y lugar donde trabajan los vectores de la cooperación y comunicación en la instrumentación de un aprendizaje de cambio social, es una estrategia social y económica que incide en las actitudes, conductas y conceptualizaciones a las que hacíamos referencia antes. 

Estas organizaciones cooperativas son la sociedad organizada que trabaja para sí misma. Se sustenta en valores de ayuda mutua, responsabilidad, democracia, igualdad, equidad y solidaridad. Quienes las integran creen en los valores éticos de honestidad, transparencia, responsabilidad social y preocupación por los demás. Las acciones y organizaciones cooperativas actúan en todo el mundo y dentro de diferentes sistemas de gobierno de los países, porque la comunicación, la cooperación y el aprendizaje son inherentes al ser humanos, y es condición de vida y desarrollo; por ello sin desconocer las dificultades y las desviaciones que puedan sufrir los procesos sociales, estas acciones y organizaciones cooperativas permanecerán como equilibrio y oportunidad del ser humano de reencontrarse con su esencia y condición. 

Eduardo Orosman Cúparo – operador en Psicología social Reg. 5 Fº 59 L. 1, experto cooperativo O.I.T. (NN.UU.) Diploma 92/A3027/06 – correo eduardocuparo@yahoo.com.ar